Shocrón es una de las artistas que mejor encarnan la efervescencia de la escena local. Su estilo, que parece una cruza entre la música contemporánea con el jazz moderno, la fuerte carga de emoción que pone en su interpretación y una creatividad sostenida en composiciones que abordan de manera novedosa los criterios de improvisación.
La música de Shocrón, radicada desde el último año en Buenos Aires, muestra un impulso básico que viene de la técnica clásica, pero que devino una forma jazzística, emparentada con el espíritu contemporáneo.
Desde su enfoque, en el que predomina cierta densidad armónica, hasta la utilización de sus silencios, la pianista se ha convertido en unas de las “cabezas” más interesantes que tiene el jazz en Buenos Aires.
Su actuación de piano solo se complementa con su actividad en cuarteto, con Marcelo Gutfraind, Julián Montauti y Carto Brandán, y como miembro del grupo del baterista Pepi Taveira.
Shocrón recordó que la música llegó en su jardín de infantes. “Hasta buena parte de mi adolescencia estudié piano. Era a la manera clásica y académica al punto que un día me cansé de todo y dejé de tocar”, señaló la pianista durante la entrevista con LA NACION.
La rigurosidad de sus estudios no le impedía ya en su casa sacar de oído temas populares que sonaban en la radio o en los discos que llegaban a sus manos. “Siempre fui muy orejera; mantuve también cierto placer por la improvisación, de ahí que cuando empecé a escuchar jazz me enganché mucho en ese aspecto”, agregó.
Mientras escuchaba casetes con la música de Ellington, cayeron en sus manos dos discos, “Spain”, de Michel Camilo y Tomatito y otro de Chick Corea. “De allí saqué muchos solos y me empapé de pianistas modernos. También diría que estudié a Bill Evans y después llegó John Coltrane; en ese orden entré al lenguaje del jazz”, dijo la artista.
Estudió la carrera de composición en la Universidad Nacional de Rosario, donde comenzó a escribir y de a poco retornó al estudio del piano.
“Fue un tiempo en que había dejado de estudiar; tocaba el piano en un grupo de rock; la verdad es que con tanto estudio formal terminé por sentirme muy presionada”, señaló Shocrón.
Una tendinitis grave y rebelde la obligó a enfocar su actividad musical desde otro lugar. “Estuve casi un año sin tocar, tenía 19 y me acerqué a Ernesto Jodos con ese problema. Fue un encuentro providencial pues me ayudó mucho; hizo las cosas muy sencillas y pude ir recobrando fuerza para reencontrarme con mi música”, explicó la pianista. Mientras tanto comenzó con una técnica denominada Alexander, de autoconciencia, y que consiste en usar la energía que sólo se necesita para tocar. “Fue volver a una posición cero; de ahí en más es empezar todo de vuelta en lo postural y en la fuerza muscular que necesito para tocar”, admitió.
Por César Pradines
