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Jodos: Mundo fragmentado en dos (tríos) (Elintruso.com)

 

Sin dudas que uno de los puntales del jazz argentino de los últimos 20 años es el pianista, compositor, arreglador, productor y docenteErnesto Jodos.

Nacido en 1973 hasido, incluso desde antes de su debut como líder (Sexteto, BAU Records, 2000) una voz distinta, un claro referente a seguir, un provocador, un distinto. EnFragmentos del Mundo (tal el título de su última entrega discográfica), Jodos ha decidido caminar por el sendero del trío de piano pero… con sorpresa incluida.

 

Y valga la aclaración de que no nos referimos a los solo piano que pueden y suelen aparecer en varios discos liderados por un pianista. No señor (ni señora o señorita). Que es un disco de piano, contrabajo y batería, ya lo hemos dicho (escrito). Jodos es acompañado, en 11 de los 12 tracks del CD, por Luciano Ruggieri en batería y Jerónimo Carmona en contrabajo. En el restante, aportan a la causa sonora Mauricio Dawid (contrabajo) y Sergio Verdinelli (batería). Pero todos juntos aparecen en 4 de los temas, transformándose en un quinteto de piano, dos contrabajos y dos baterías.

Con la excepción de Introspection (de Thelonious Monk), Ernesto Jodos vuelve a apostar a sus composiciones. Y lo bien que ha hecho: el resultado es sólido, homogéneo, con diversas aristas de interés que obligan al oyente inquieto a prestar suma atención a los arreglos y variaciones (en muchos casos imperceptibles) y ni qué decir en aquellas piezas en donde el quinteto se hace presente en su totalidad.

Fragmentos del Mundo fue grabado en una sola sesión, registrada el 24 de junio de 2011. Fue editado por el sello rosarino Blue Art y la distribución está a cargo de Sitemusic.

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Jazz de acá (Clarín)

 

Por Jorge Fondebrider

Puestos a juzgar lo ocurrido en 2011, no queda otro remedio que admitir que este año ha sido muy fecundo en materia de jazz. Quizás debido a las pocas visitas internacionales (la mayoría corresponde al Buenos Aires Jazz Festival, poniendo así en primer plano el poco riesgo corrido por los empresarios privados), lo más notable parecen ser los muchos discos de los artistas nacionales.Podrá decirse que se trata de una mera cuestión de gustos, pero algunos se destacan especialmente del conjunto. Es el caso de, por ejemplo, ¿Cuándo dejó la lluvia de ser sagrada? (Café Vinilo), el cd doble de piano solo grabado por Adrián Iaies en vivo. La noticia, si cabe ponerla en estos términos, es que Iaies –uno de los pocos músicos de jazz que en la Argentina tiene idea de lo que significa tener una carrera y saber cómo llevarla adelante– ahora “toca menos”, lo que hace que, paradójicamente, se lo escuche más y mejor. También importa mencionar aquí el fascinante Fragmentos del mundo (Blue Art), de Ernesto Jodos, un gran pianista formador de músicos que, por la tensión que logra y la densidad de sus composiciones, le plantea al oyente un verdadero desafío emocional que siempre vale la pena asumir. En la oportunidad encabeza un doble trío en el que intervienen Jerónimo Carmona y Mauricio Dawid en contrabajos y Luciano Ruggieri y Sergio Verdinelli en baterías. 

Hasta acá, mencionar a Iaies y a Jodos como parte de lo mejor del año no ofrece mayores sorpresas. En cambio, los pianistas Francisco LoVuolo y Paula Shocron, y el trompetista Mariano Loiácono, todos ellos muy jóvenes y hasta ahora usualmente considerados como revelaciones o promesas, con los discos editados por ellos este año se han convertido en extraordinarios exponentes del mejor jazz que se toca en el país. Vueltas (PAI), del Francisco LoVuolo Trío –completado con Cristian Bortoli en contrabajo y Eloy Michelini en batería–, es un gran disco fundamentalmente dedicado a standards. Y si antes ya se sabía que LoVuolo era un muy buen pianista, con la labor llevada a cabo este año en What’s new? (Rivorecords), de Mariano Loiacono, y A xhild is born (Rivorecords), de Carlos Lastra, su disco como líder confirma este año que LoVuolo no tiene techo y que ya se encuentra entre los grandes pianistas argentinos actuales. 

Otro tanto podría decirse de Paula Shocron, quien con Our delight (Rivorecords) y Gran Ensamble (Acqua) logró la rara proeza de editar dos magníficos discos, muy distintos entre sí, en el mismo año. El primero también está dedicado a standards sabiamente elegidos –y ahí se puede adivinar la mano y la experiencia de Eloy Michelini, baterista que también tuvo que ver en las elecciones de LoVuolo y que aquí conforma la base rítmica con el contrabajista Jerónimo Carmona– que permiten comprobar la extraordinaria ductilidad y riqueza de recursos de Shocron como intérprete. El segundo, casi íntegramente compuesto por la pianista para un ensable de trece músicos, la ubica ahora como excelente arregladora y directora de una gran formación. Y no se puede hablar de liderazgos sin dejar de mencionar a Mariano Loiacono. El trompetista cordobés –profundamente vinculado a Rosario, pero ahora afincado en Buenos Aires–, ha grabado con LoVuolo, Carmona, Gustavo Musso (saxo tenor), Pepi Taveira (batería) y, como invitados, Sebastián Loiácono y Ramiro Flores (ambos en saxo alto) What’s new?, probablemente el mejor disco de hard-bop que se haya realizado en la Argentina. Autoridad, madurez y un sonido que ya es reconocible como propio son lo que hacen de este disco fantástico una referencia obligada.   

Corresponde continuar esta breve lista con Detrás de esa puerta (Sofa Records), del Hernán Mandelman Quinteto. Se trata de un disco francamente feliz y muy agradable de escuchar, que, hay que decirlo, merece mayor visibilidad y, por cierto, una tapa mejor que la que perpetró Cecilia Piris, poniéndose a sí misma en primer plano, probablemente sin considerar la música. El grupo liderado por el baterista Mandelman –autor de la mayoría de los temas, salvo dos compuestos por el guitarrista Guillermo Bazzola– está integrado por Natalio Sued (saxo tenor), Rodrigo Domínguez (curiosamente, en saxo alto), Paula Shocron (piano) y Ezequiel Dutil (contrabajo). 

¿Tango y folclore?

Para quienes busquen acercarse al jazz por otros medios, se les recomienda muy especialmente Piazzolla plays Piazzolla (Epsa), del grupo Escalandrum, cd íntegramente dedicado a la música de Astor Piazzolla, abuelo de Daniel “Pipi” Piazzolla, el líder histórico y baterista de la formación, que completan Damián Fogiel (saxo tenor), Martín Pantyrer (clarinete bajo y saxo barítono), Gustavo Musso (saxo alto y soprano), Nicolás Guerschberg (piano y arreglos) y Mariano Sivori (contrabajo). La muy pertinente omisión de todo atisbo de bandoneón que aquí se exhibe ya había sido fundamental enTodo Buenos Aires (BAU), el disco dedicado a Piazzolla como compositor que el guitarrista y arreglador Fernando Tarrés, había editado un año antes, comisionado por Adrián Iaies para el Buenos Aires Jazz Festival de 2010. 

Tarrés, quien a sus méritos suma el de ser el factótum de BAU Records y permanente generador de proyectos, editó este año Songbook III (BAU) con la cantante colombiana Lucía Pulido, un magnífico trabajo que, abrevando en los folclores rurales de la Argentina y de Colombia, cierra el muy fecundo ciclo de un colectivo que, en esta tercera reencarnación –probablemente, la mejor–, conformó un auténtico seleccionado de muy buenos músicos de ambos países, entre los que se menciona especialmente al saxofonista colombiano Antonio Arnedo. Inocencia (Acqua), de la cantante Roxana Amed también se dedica a leer el folclore rural argentino desde el jazz. Lo hace con algunos arreglos excelentes del pianista y compositor Guillermo Klein, a los que se suman los de la propia Amed, acompañada al piano en varios temas por Adrián Iaies y Manolo Juárez. 

Luego, el trompetista Guillermo Calliero, grabó en España Barcelona Hora Cero (Blue Art), donde alternan Gardel con el Cuchi Leguizamón y Jaime Dávalos con Litto Nebbia. Por último, emparentado al jazz por tratarse de música improvisada, corresponde destacarRíos que dan al mar. Variaciones sobre Fito Páez (El Perro Lento Discos), del pianista cordobés Guillermo Di Pietro, quien anteriormente ya había propuesto lecturas afines tanto de la música de Luis Alberto Spinetta como de la de Charly García.  

La hora de las guitarras

Otro buenos discos del año han sido Trío (PAI), Fauna (PAI), Lua (BAU) y el Yang y el Yang (Blue Art) de los pianistas Alan Zimmerman, Manuel Ochoa, Hernán Jacinto y Eduardo Elía, respectivamente. El primero, que además de temas propios incluye composiciones de Sam Rivers, Thelonious Monk, Cole Porter y Charles Mingus; el segundo tiene por protagonistas a Ochoa, Ezequiel Dutil, Pepi Taveira, Sergio Wagner (en trompeta y flügelhorn), Ramiro Flores (en saxos alto y soprano); el tercero –donde a los temas propios, los de Jimmy Van Heusen y Wayne Shorter, se suma un flojo “Cuchillos”, de Charly García– incluye a Ramiro Flores, Mariano Loiácono, Jernónimo Carmona, Oscar Giunta (batería) y, como invitados, a Javier Malosetti (contrabajo), Oscar Feldman (saxto tenor), Hernán Segret (cello) y Alejandro Oliva (percusión); finalmente, el cuarto llama la atención por la calidad de las composiciones propias y por sus brillantes lecturas de dos temas de Ornette Coleman. 

En cuanto a los guitarristas, La corvina alegre (Sofa Records), de Patricio Carpossi, con Natalio Sued, Sergio Wagner, Hernán Merlo (contrabajo) y Fermín Merlo (batería) se cuenta entre lo más sólido del año. Por su parte, los guitarristas y compositores Juan Pablo Domínguez y Leo Alvarez han editado La memoria de los sueños (BAU) y Algunas consideraciones (PAI), dos buenos discos que, por su aproximación al género y las tradiciones que reclaman, no podrían ser más contrastantes. 

El primero incluye a Rodrigo Domínguez, Ernesto Jodos, Carlos Alvarez (contrabajo) y Martin Lambert (batería), mientras que el segundo tiene por protagonistas a Pablo Raposo (piano), Pablo Carmona (contrabajo), Claudio Risso (batería) –los tres, miembros del Trío Índigo, que el año anterior había editado Laelefantamara (PAI)–, a quienes se suman Ricardo Cavalli (saxos tenor y soprano) y Nick Homes (saxo alto).  

En La casa caliente (Sofa Records), del Nicolás Chientaroli Trío, y Otro jardín (PAI), del Carlos Alvarez Trío, se ofrece una propuesta donde uno puede imaginarse sin problema el gusto que les dio tocar a los músicos –a la sazón Chientaroli en piano, Carlos Alvarez en contrabajo y Hernán Rodríguez en batería, en el primer registro, y Carlos Álvarez, Rodrigo Domínguez y Hernán Mandelman, en el segundo–, pero donde, por la naturaleza de las composiciones, cuesta un poco más imaginarse cuál es el lugar del oyente. 

El problema de la composición, sin embargo, tiene una excelente resolución en la empresa que lleva a cabo el Ensamble Real Book Argentina. El proyecto, animado por el pianista Esteban Sehinkman –quien, dicho sea de paso, editó este año un muy interesante El sapo argentino de boca ancha (independiente), con Matías Méndez (bajo) y Daniel “Pipi” Piazzolla–, se propone recuperar y recopilar las composiciones de músicos de jazzargentinos y de hacerlas disponibles para otros músicos, por lo que en el disco Ensamblede Real Book Argentina ofrece arreglos de distintos integrantes del grupo –Cirilo Fernández, Nicolás Sorín, Alan Plachta, Diego Schissi, Bernardo Monk, “Pollo” Raffo, Sergio Alvarez– sobre composiciones ajenas. 

El cuadro del año bien podría completarse con los muy buenos A child is born(Rivorecords), de Carlos Lastra, y Trías (PAI), de Juan Cruz de Urquiza, a los que se suman Rojo (Sony Music), de Mariano Otero, Puertos (independiente), de Daniel Camelo & Inmigrantes Big Band, Texturas del verde (PAI), de El Cuatriyo, Behind the Bass(independiente), de Alejandro Herrera, y Pornografía (Sofa Records), del grupo Pol.4tete.

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Desde Barcelona, Guillermo Calliero Quartet (Platea Santa Fe)

 

Guillermo Calliero es un notable trompetista nacido en Santa Fe y radicado en Barcelona desde hace seis años. El año pasado publicó en España el disco titulado “Barcelona hora cero”, con versiones magníficas de temas de Iván Lins, Carlos Gardel, Astor Piazzolla, Rubén Rada, Cuchi Leguizamón, Litto Nebbia y Jaime Dávalos. Su sonido de trompeta es melódico, con la influencia de Fats Fernandez, uno de sus mentores. BlueArt Records, el sello argentino especializado en jazz, lo edita ahora para el mercado argentino.

Antes de su presentación en los prestigiosos festivales de jazz de Buenos Aires y Rosario, Calliero se presenta en exclusiva en la ciudad de Santa Fe. Estará acompañado por notables músicos del país como Hernán Jacinto, piano y Hugo García en batería y otro argentino residente en Barcelona, el bajista Martín Laportilla.


Sobre el disco de Calliero
En el disco, grabado en Barcelona entre marzo y mayo de 2010, participan como invitados Horacio Fumero (contrabajo), Marcelo Mercadente (bandoneón), Perico Sambeat (saxo alto), José Reinoso (piano), Enrique Oliver (saxo tenor), Martín Laportilla (bajo eléctrico), Juan Rodríguez Berbin (batería), Nicolás Arnicho (tambor repique), José Luis San Martín (tambor chico) y Juan San Martín (tambor piano).

José Reinoso, músico y productor artístico del disco editado originalmente en España, escribió: “Una primera cualidad que sorprende de Guillermo Calliero es su sonido de trompeta, que es grande, redondo, a veces nos puede parecer que escuchamos un flugel horn en lugar de una trompeta. Otra característica muy acentuada en Guillermo es su fuerte vocación melódica, no importa el camino que escoja, al final siempre consigue encontrar ´esas´ notas bellas. También está muy presente en su playing una fuerte influencia de su Argentina natal, el tango y el folklore, todo esto siempre de la mano del omnipresente y universal lenguaje de be-bop, el cual Guillermo domina con maestría”.

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One, two, three, four… (Buenos Aires Herald)

 

By Miguel Bronfman

For the Herald

BARCELONA HORA CERO – GUILLERMO CALLIERO (Blue Art Records). Guillermo Calliero was born in the Province of Santa Fe in 1973, and after just a few years in the local scene he moved to Spain, where he has lived and worked since 2005. After six years, Calliero has become one of the most in-demand trumpet players in the Spanish jazz world, and in recent times he has been playing in saxophonist Perico Sambeat’s big band, in the Barcelona Jazz Orquesta and in other projects as well. He also plays regularly with another Argentine expatriate, Horacio Fumero.

In this new album, recorded in Barcelona in 2010, Calliero walks down a path that many others have followed before him, bringing together jazz with tango, folk music and even candombe. From the album’s cover we already receive a warning: “Jazz and Tango fusion”. An always dicey proposition, in Calliero’s hands what we get as a result is just great music, wonderfully rendered, with passion, honesty and true musicianship totally ridden of mannerisms or clichés. Calliero is a jazz musician, and this is a jazz album, and from that perspective he plays tangos like Por una cabeza (Gardel-Lepera) and Buenos Aires Hora Cero (Piazzolla), folk tunes like La nochera (Jaime Dávalos) or La arenosa (Cuchi Leguizamón), and songs like Montevideo (Ruben Rada) or Sólo se trata de vivir (Nebbia).

Thus, Calliero’s fusion vocabulary is stripped of the need for superficiality, and is lightened instead by a profound lyricism, and a heartfelt search of each song’s inner essence. When he renders Por una cabeza, for instance, he plays it like a ballad, and though he gets support from Marcelo Mercadante on bandoneon (as in Buenos Aires Hora Cero) the tango rhythm (the classic two by two) here is only a vague reference, while the melody and its reverberations are amply developed.

Calliero has a clear, robust, even classic sound and a solid technique, and he counts with the guest presence in the album of Perico Sambeat, pianist José Reinoso (who contributed with the title track) and tenor saxophonist Enrique Oliver, among other top-notch Spanish jazzmen. Great modern jazz, built on familiar foundations.

TRIAS – JUAN CRUZ DE URQUIZA (Independent release). Another great album by another trumpet player. One of the most important Argentine jazz musicians, founder of the remembered Quinteto Urbano, Juan Cruz de Urquiza is accompanied in this album by a powerful quartet of relatively younger talents, completed by Hernán Jacinto on piano and keyboards, Carlos Álvarez on double-bass and Carto Brandán on drums; together they render six original compositions by De Urquiza and a sensitive version of Charly García’s melancholic, beautiful song Llorando en el espejo.

As in his previous work, Vigilia, De Urquiza just goes after what he likes the most: long compositions (between nine and ten minutes each) where he and his men can immerse in intricate and complex improvisations, delivering flights of intense creativity over high-brow harmonies. Just like his companions, De Urquiza has struck a beguiling balance between technique, feeling, insight and imagination, all imbued by a proficient knowledge of the contemporary jazz idiom. The group’s sound is powerful yet sensitive, in a way that enables them to make a record of difficult and brainy music so crystalline and poised. Few jazz groups here can swing hard and play with emotional immediacy. Juan Cruz de Urquiza’s quartet is certainly one of them.

OTRO JARDíN – CARLOS ALVAREZ TRIO (Independent release). This is young double-bass player Carlos Álvarez’ first output as a leader, indeed a very auspicious work in which he takes all the composing and arranging credits. The trio is completed by Hernán Mandelman on drums and multi-saxophones player Rodrigo Domínguez.

While this kind of trio format is undoubtedly a difficult one, these musicians really know how to do their job, both to unfold a cohesive sound and to develop the composer’s original ideas with precision and uncanny sympathy, creating mysterious sounds in a rather dark temper. Domínguez carries on with the melodic responsibility throughout, and he does a splendid job, searching for new resources and avoiding repetition, even when his saxophones are always on the spot. The music has an understated swing and develops over restrained grooves, at times giving place to abstract incursions that always show another, interesting edge. Álvarez finds room for soloing, and when he improvises, with imagination, feeling and self-confidence in his own musical ideas, it is easy to understand why he has been so much in demand in the local scene in recent years.

SóLO LOS DOS – LORENA ASTUDILLO and DANIEL MAZA (Acqua Records). A delightful album from beginning to end, this set features singer Lorena Astudillo (usually more linked to the new local folk wave) and Uruguayan bassist Daniel Maza, rendering together, with no extra company, a collection of songs of what could be labeled as a rioplatense repertoire.

In the intimate climax of just voice and bass (and a light percussion played by both of them) Astudillo and Maza deliver these cherished tunes with grace, elegance and a relaxed, at home-like and lively spirit. Their mutual empathy highlights not only their performances and the songs themselves, but their plain and noticeable joy in dealing with them. Doña Soledad (Alfredo Zitarrosa), Zamba del Carnaval (Leguizamón), Te parece (Rubén Rada), Vete de mí (Homero and Virgilio Expósito) among others, are precious gems revitalized by this fresh and sincere performance, which flow one after another as parts of an organic whole.

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El yang y el yang (Blog La Nacion)

Por Pablo Gianera

Hoy quisiera detenerme brevemente en el yang y el yang, del Eduardo Elía Trío, publicado por el sello Blue/Art. Eduardo Elía es un pianista cordobés que convocó para este disco a dos instrumentistas muy activos en la escena de Buenos Aires: el contrabajista Jerónimo Carmona y el baterista Carto Brandán. De los once temas, diez son del pianista, uno es un standard (“How Deep is the Ocean”) y los otros dos son de Ornette Coleman. Verdaderamente, hay algo ornettiano en en ltrabajo y el interés por las líneas. Como se sabe, el yang es símbolo de actividad y no hay nada más activo que invenciones melódicas de Elía. Debajo, se puede escuchar el primer tema del CD, que se llama justamente “el yang y el yang”. Hasta ahora, el de Elía es posiblemente uno de los más logrados discos argentinos de jazz de este año.

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Eduardo Elía: el jazz bien temperado (La Voz)

Por Santiago Giordano

 

Buena parte de los valores que la tradición musical clásico-romántica otorga al cuarteto de cuerdas (incluso esa idea de comparar su música con una conversación entre personas inteligentes que alguna vez insinuó Goethe) podría trasladarse en la actualidad al trío de jazz. Piano, contrabajo y batería representan toda una tradición en la música artística del siglo 20, una usanza que pianistas como Oscar Peterson, Ahmad Jamal y Bill Evans, desde distintos lugares, supieron enriquecer hasta poner a punto sus exigentes códigos. A esta tradición prestigiosa se liga Eduardo Elía en El yang y el yang(BlueArt), un disco que por contar con la participación de Jerónimo Carmona (contrabajo) y Carto Brandán (batería), una de las bases más afiatadas del jazz argentino, y por haberse grabado en los estudios ION de Buenos Aires nada menos que con Luis Bacqué como ingeniero, podría considerarse fuera de lo común. También, y no por último menos importante, es un disco fuera de los común porque Elías se anima a poner la propia música en tensión con la de los compositores que lo inspiraron para este trabajo. Un disco fuera de lo común, es decir un gran disco de jazz.

El viernes a las 19, en la sala Luis de Tejeda del Libertador (Vélez Sársfield 369) Eduardo Elía Trío presentará El yang y el yang. El sábado la hará en Villa María. Con él estarán los excepcionales laderos Carmona y Brandán. 

–¿Por qué el trío?
 
–Porque el trabajo de trío supone un desafío como pianista del cual estaba seguro iba a salir enormemente enriquecido. Este proyecto comenzó hace tres años con la posibilidad de tocar con dos monstruos del circuito de jazz de Buenos Aires, como son Carmona y Brandán. Después de conocerlos y tocar con ellos, empecé a imaginarme qué tipo de música quería hacer para este disco.

Pasado el debut en el disco con Callado (BlueArt 2008), en cuarteto,El yang y el yang representa un crecimiento en las ideas musicales de Elía, alumno de Luis Lewin y Ernesto Jodos, docente en La Colmena y en la Universidad de Villa María. En el primero, la referencia estaba en el bebop y sus alrededores y ahora el pianista villamariense busca más acá, en los albores del free jazz, en las orillas de Ornette Coleman. “En ambos discos pensé en compositores determinados a la hora de elegir música que no fuera mía –explica– y están los que representaban mi visión particular en una época determinada. 

–¿Qué tienen de Coleman los temas tuyos que incluiste en “El Yang y el yang”?
 
–Ornette Coleman fue muy inspirador en este disco. La idea de “liberar” sólo algunos parámetros de la música a la hora de improvisar me cautiva: si con el trío nos tomamos más libertades a la hora de pensar la armonía, tratamos de ser más obvios a nivel melódico y rítmico; si decidimos que el clima general del tema no tenga un ritmo estable, entonces nos aferramos a una armonía precisa, que nos sirva de ancla o punto de encuentro. Improvisamos pensando más en el espíritu de la melodía que en la armonía. Esto nos lleva a agudizar la interacción entre los miembros del trío y al mismo tiempo nos deja mucha más libertad. 

–¿Cómo ves el panorama del jazz en Córdoba?
 

–Es un tema complejo. En Córdoba hay muchos músicos, cada vez se toca mejor, grupos independientes como los chicos de Es Lo Que Hay o escuelas como La Colmena y La Escuelita, que se ocupan de traer referentes de Buenos Aires. Eso hace que cada vez se entienda más eso de que el jazz no es sólo la fusión de los ’80. También es muy importante el esfuerzo que se hace anualmente con el Festival de Jazz de Córdoba, más allá de los problemas lógicos, propios de organizar un evento que involucra a tanta gente, y a tantos músicos. Pero seguimos necesitando más lugares para tocar.

Concierto

Eduardo Elía presenta “el Ying y el yang”. Lugar: Sala Luis de Tejada del Libertador (Vélez Sársfield 365). Día y horario: viernes 26 a las 19.

 

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El último cantor que llegó de París (La Capital)

Por José L. Cavazza

 

Jorge Migoya es una especie de pintor que, con pinceladas de rock, blues y jazz, suele generar paisajes de notable belleza, las que, además, tienen la noble característica de no repetir sus formas. Siempre, desde su perfil de compositor y multiinstrumentista. Sólo hasta hoy porque acaba de editar en BlueArt “Aquí me pongo a cantar”, y, tal como reza el título del CD, el músico rosarino que vive en París desde 1978 ahora también canta. Este álbum, grabado en la capital francesa y masterizado en Argentina, será presentado en vivo esta noche a las 20.30 en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia en un recital con entrada libre y gratuita, donde Migoya estará acompañado por Annabel de Courson en bandoneón, Luis y Mariano Suárez en saxo y trompeta, respectivamente, Charly Pagura en contrabajo, Silvina Gandini en teclados y Pablo Dawidowicz en batería.

Siempre hay y habrá una primera vez pero, ¿por qué ahora un disco cantado? Para Migoya hay dos razones: “Dada la dificultad para la gente de escuchar música sin texto, siempre fue para mí una obsesión cómo llegar a transmitir visiones, sentimientos y estados de animo sólo por el canal de la música. Creo que a veces lo he logrado, otras veces no”.

El rosarino dice que se pasó muchos años componiendo música de teatro de danza y varias veces tuvo la oportunidad de cantar una que otra canción para una obra, y en regla general, si bien al público le gustaba la música, muchos terminaban diciendo: “¡Qué linda canción, pero porque no cantás más!”. “Es más -acota- cuando yo era joven lo que a mí más me gustaba eran todos esos grupos de rock como Jetrho Tull, Led Zepellin, los Beatles o Stones, que no hacían otra cosa que canciones, simplemente canciones. Es cierto, la canción se percibe más accesible y directa, como al alcance de todos, y yo como músico tenía que resolver esta cuestión y para eso no había otra manera de hacerlo que meterme en ese mundo que no conocía demasiado, y lo divertido es que me divertí mucho al hacerlo”.

Migoya toma aliento y explica la segunda de las razones: “Tiene que ver con lo que estoy escuchando día a día en las radios de París, es decir una especie de modelo formateado donde aparecen dos cantantes nuevos por semana y hacen todos y todas, lo mismo, salvo raras excepciones… me hace acordar al filme de Pink Floyd “The Wall”, donde los pibes caen en una especie de mezcladora uno atrás de otro como zombies, “just another brick in the wall”…es insoportable. En conclusión, me dije: «Realmente, peor que ellos, no lo puedo hacer», y me eso me dio fuerza y furia para hacerlo”.

El disco incluye temas cantados en español y otros en francés; tiene un título muy ilustrativo, y la voz de Migoya suena a veces como un instrumento más y otras como un Tom Waits latino. Migoya se ríe complacido y después advierte que nunca tuvo ambiciones de cantante. “Ni las tengo hoy”, añade. “Uno no puede dejar de ser lo que es, por consiguiente mi idea no era de querer hacerme cantor sino que la voz se amalgame con la música, pero también se me planteó el problema del texto, porque yo jamás había escrito una palabra atrás de otra por una canción”.

Migoya disfruta volviendo a su ciudad para tocar y pasear un poco. Es más, le gustaría formar un grupo estable y amplio donde se puedan confrontar estilos de música y formas de tocar diferentes, un poco lo que hace en Francia. “Mi vida ya está hecha en París, mis hijos están allá, pero venir a Rosario me ayuda a no desgarrarme de mis raíces”, dice y luego añade: “Durante años no quise venir por miedo de no poder partir, de que la nostalgia sea muy grande y además porque tenía que construir mi vida en Francia, pero hoy que mis sentimientos están más ordenados y puedo volver sin sufrir, porque en definitiva, teniendo las dos nacionalidades, no estoy anclado en ninguna, y entonces tengo la sensación de estar en el aire, como un alma no totalmente perdida, en una situación que elegí yo, donde nadie me obligó, y por eso aquí estoy, flotando”.

Para Migoya Rosario hoy es “el río Paraná, el olor de las veredas mojadas por la mañana temprano, cuando las damas baldean, ese cielo azul que en París falta tanto, los pibes esperando el bondi; en realidad, creo que todas las ciudades se parecen cuando están descritas por el corazón de los nativos”.

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Neli Saporiti: una travesía musical (Clarín)

 

¿Cómo es el show? Es la presentación en vivo de Travesía americana , un disco de canciones mayormente de mi autoría. Esas canciones cuentan una historia de encuentros, desencuentros, viajes, migraciones. Por necesidad o por deseo, siempre hay mucho movimiento en nuestro continente y, por lo tanto, mucha nostalgia e ilusiones. Musicalmente hay referencias al folclore de autor de América Latina, Chabuca Granda entre otras, y utilizo ritmos y aires del Perú, Chile, Paraguay, el Río de La Plata y otras regiones.

¿Qué músicos la acompañan en esta travesía? Un grupo formidable que integran Federico Siciliano en piano y acordeón, Goyo Alvarez en guitarra, Juan Elías en contrabajo y Agustín Barbieri en percusión. Hay además un invitado, Rodrigo Goçalvez en aerófonos.

¿Otras actuaciones además de esta? Sí, este año tengo previstas presentaciones en No Avestruz, la Biblioteca Nacional, la Casa del Fondo Nacional de las Artes, básicamente con el material de Travesía , pero tal vez también con algo nuevo. Y hay además una gira para junio.

“Travesía americana”, hoy a las 20 en La Casa del Bicentenario, Riobamba 985, gratis (las entradas se retiran a partir de las 19).