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Entrevista con Paula Shocron (Clarín)

“Monk es mi segundo papá”

La voz de mi abuela impulsó mi inmersión en el mundo de la música. Desde chiquita sacaba canciones e improvisaba melodías que mi mamá anotaba en un cuadernito. Así lo cuenta Paula Shocron, la pianista rosarina de 25 años —hoy instalada en Buenos Aires —, antes de presentar su primer disco solista en Notorious, mañana y el 7 de julio. “Por eso, mi disco La voz que te lleva está dedicado a mi abuela Olga. Ella y mi abuelo venían a casa, tocaban el piano y cantaban”, completa.

En las notas del disco, Ernesto Jodos señala que no es frecuente que un pianista se lance con un primer disco en solitario, ¿qué la llevó a tomar esa decisión? “Me siento muy cómoda a solas con el instrumento. El formato solista me da la libertad de decidir en todo momento el juego. Además, no me intimidan lo técnico: al tocar confío en que la técnica que aprendí funciona y va a operar; estoy ahí para pasarla bien, para jugar y bailar con el piano”.

En La voz que te lleva, Shocron revela su admiración por Thelonious Monk. La idea del silencio como motor del ritmo y un sonido punzante aparecen tanto en las relecturas que Shocron ofrece de Off minor, Monk’s mood y Evidence, como en el repertorio de su autoría. En Off minor, Shocron profundiza la monkiana manera de desarticular las frases y, por vía de un desarrollo brahmsiano, da rienda suelta a un obsesivo juego de repeticiones y variaciones de motivo y acordes. El impulso rítmico de Shocron no desaparece nunca y un grupo de notas repetidas, de gran condensación rítmica, se yuxtapone al momento de mayor lirismo de Monk’s mood. “Los temas de Monk son atemporales”, explica. “Monk era sobrehumano y yo lo considero mi segundo papá. Pero más allá de mi contacto natural con su música, estudiar composición me abrió la cabeza: no soy la misma después de haber aprendido historia, del canto gregoriano hasta la música de John Cage y Morton Feldman. Reconozco que en mi relación con la música académica no hay naturalidad: estudié y después traté de imitar lo que había entendido. Pero con el jazz el proceso fue al revés: el estilo lo aprendí mucho después de haber gastado horas jugando en el instrumento. No fui a una escuela de música popular, ni aprendí el estilo de nadie hasta que no tuve algo propio”.

El último tema de La voz que te lleva es una improvisación sobre el encordado del piano; una improvisación con palillos en la que el ritmo y la caja de resonancia son protagónicos. “Una vez en el teatro, mientras grababa el disco, se me ocurrió improvisar sobre las cuerdas; como no había llevado ninguna baqueta, me armaron una para que me diera el gusto de jugar”, cuenta.

Por Sandra de la Fuente.