Por Marcos Maggi
Miniguía subjetiva para escucharlo:
La fusión empieza antes de tocar la primera nota, con la inclusión de la trompeta en ritmos extraños para ella.
Las improvisaciones respetan el estilo dominante. Los vientos importan fraseos típicos de esas otras músicas, que en este disco son las primeras (pareciera que el jazz es el adoptado). Hay una coherencia compacta entre fuentes, melodías e improvisaciones, así, Por una Cabeza es un tango-balada de jazz; La Nochera, una samba-groove; Montevideo, un candombe vestido de funky con una intro de blues y La Arenosa, un folclore-jazz.
En los solos, la economía es una elección, porque la música exige un recorrido despojado de malabares. El virtuosismo es contenido y se suelta en Barcelona Hora Cero, el tema más jazzístico.
Una síntesis perfecta de la fusión entre estilos e instrumentos es Buenos Aires Hora Cero, composición de Piazzolla que inspiró el título del trabajo (otro aspecto que remite al mestizaje y lo cierra), en la que la trompeta es además bandoneón.
Las diez pistas de Barcelona Hora Cero se dividen en cientos de pistas. Es un disco en el que lo prodigioso, lo notable, las maquinitas de belleza son los detalles, algo parecido a una oración sorprendente, formada por diez palabras tan genialmente desconcertantes como la oración misma.
