Por Walter Gazzo
Gerardo Gandini parece que no tocara el piano, sino que juega con sus teclas de una manera sutil, hasta dispersa se diría. Y puede estar más de veinte minutos tocando tangos a su manera -mezcla clásica con arrabal- sin que nadie se anime ni siquiera a respirar más fuerte que de costumbre.
Esa fue la sensación que existió el viernes en el Independencia, donde el maestro volvió después de mucho tiempo a un escenario mendocino para mostrar en vivo y en directo su último disco, “Postangos”.
Y con esa premisa pasó por ese material de una manera impecable, logrando despertar ovaciones en cada intervalo y mantener a un teatro -lamentablemente casi vacío- atento de una manera espectacular.
Mucho antes, la noche había sido abierta por Tres Atriles, una formación mendocina que se ganó la atención y la admiración de todos con su tango-fusión; y los aplausos estallaron cuando MarianoDalla Torre puso su voz al servicio del tango (especialmente en Malena, que recibió una ovación).
El final mostró a un público satisfecho por la excelente propuesta que desde hacía tiempo había en nuestra cartelera, con un Gandini genial y sensitivo y unos mendocinos que da gusto contar como anfitriones
