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EL HOMBRE QUE CURABA A LA MÚSICA DE SUS REPETICIONES (Cuadernos de Jazz, España)

Por Marcos Maggi

Horacio Larumbe tocaba abriendo cajoncitos de los que sacaba sonidos que se parecían a nada. Su música -cortada, intervenida- es una presentación constante de novedades, un proyecto alimentándose de proyectos. Si este disco fuera una ciudad, estaría llena de pasajes con olor a tabaco, a madera, a pan, a ropa de bohemio recién planchada. Nunca caminaríamos lo suficiente para terminar de conocerlos. Si volviéramos la cabeza, el tramo recorrido ya no sería el mismo. Quizá ni existiría. 

Como en la escritura automática de los surrealistas, y siguiendo un esquema laberíntico, la fuerza de este directo radica no tanto en la exploración como en la rebelión contra lo compuesto, contra toda estructura: improvisación que invade las melodías y que es cita y enriquecimiento magistrales. Este álbum póstumo, que Larumbe no quiso grabar y cuando lo escuchó se negó a editar -él prefería la vitalidad de la experiencia directa- es el registro de una noche (11 de octubre de 2002) en el teatro Centro Cultural Parque de España, de Rosario. Tiene una grandeza que se erige en filosofía musical: las composiciones son llevadas y no al revés; la historia de los standards, con sus infinitas versiones, o los ritmos populares, no encierran al pianista y lo conducen. Larumbe va por delante de la música; la doma con una frescura que no recuerda a nadie. Moon River no hace pensar tanto en Moon RiverHow High the Moon resplandece de antónimos y La Puñalada fue vestida de candombe. 

Larumbe reinventaba siempre, metiendo las manos hasta el fondo de lo ya escuchado para curar a la música de sus repeticiones; tocada por él, una melodía sentía ganas de cambiarse el nombre. La ceguera hay que invocarla. Pero aparte de la famosa réplica (no le gustaba que lo llamaran “No vidente”, porque -explicaba- “A un pobre no le dicen ‘No rico’”) ya es algo anecdótico. Aquí importa la otra noche, aquella de Rosario. Para los que estuvieron, fue mágica. A tanta música periférica, el adjetivo le queda chico. Qué bueno que hayan rescatado el disco porque ahora, en esa noche de Rosario, podemos estar todos.

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“Versos y trovas” de Abonizio (El Litoral)

 

El autor de los clásicos temas “Mirta, de regreso” y “Dios y el diablo en el taller”, Adrián Abonizio, llegará este domingo a Santa Fe para presentar “Extraño conocido”, su última placa. Será a las 21.30, en Morrison bar -25 de mayo 3428-, y como parte del ciclo “En versos y trovas”.

Este escritor, poeta y músico, trabajó como periodista en Página 12 y La Capital, publicó libros, editó cuatro discos propios, hizo música para cine (“Caballos Salvajes”) y es considerado un compositor fundamental del rock nacional, uno de los pilares de la “trova rosarina”. Sus temas suenan en boca de artistas de la talla de Joaquín Sabina, Juan Carlos Baglietto y Amelita Baltar.

Con el nombre “Extraño conocido”, Adrián editó un disco en el 2006, que reúne por primera vez sus grandes éxitos, en un formato acústico. Un disco que se suma a “Abonizio” (1984); “Los años felices” (1990) y “Todo es humo”(2000).

Las entradas para el recital podrán adquirirse en la puerta.

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Leo Genovese: Unlocked (2008) (All About Jazz)

 

By PHIL DIPIETRO


Boston takes pride in it’s stature as one of those old Yankee towns where it’s tough to establish a foothold—a place where it takes three generations to break into an old neighborhood. While it’s brimming with young jazz talent, the majority make the most of the locally rigorous musical pedagogy before making haste for New York. Rarely do young players gig in its clubs with the small established cadre of its recognized recording veterans, like George Garzone, Hal Crook or Joe Hunt. At 29, the Argentinean and current Bostonian Leo Genovese is a first-call pianist to them all, but he’s also the go-to guy for to the explosive starlet Esperanza Spalding and Cuban drum phenom Francisco Mela. While the resume may indicate Genovese’s an old musical soul in a young body, this recording provides proof-positive.

He’s accompanied here by a lesser-known and younger bassist with similar old-soul cred, Justin Purtill, who has recorded with Rakalam Bob Moses and Tisziji Munoz. Hunt, who has drummed for such ivory icons as Bill Evans, Steve Kuhn, Don Friedman and Barry Harris, makes no qualms about throwing in his lot with Genovese.

There’s nothing old school about Genovese’s approach. In fact, on macro and micro levels he actively resists conformity. Conceptually, he refuses tying himself to any stylistic tree, and his playing often defies resolution for the entirety of even the ripest standard chestnuts. This makes his embrace by Boston’s vanguard all the more remarkable but somehow, he always fits without having to fit in.

One of the reasons for this is that he’s a flat out fantastic player. Just cue up “Mega Tsunami,” a tidal-wave compendium of approaches and technique from avant to classical that cross-hybridizes the inside chops quotient of a Gonzalo Rubalcaba with the out pointillism of a Cecil Taylor before throttling to pastoral lyricism. This spontaneously composed tour-de-force is the recommended first stop.

Another reason is his all-encompassing knowledge of and fervor for modern styles, including the jam-inflected, envelope filter-enhanced loopiness of “Do you Want Some Mints?” as Hunt pounds the skins in a manner no man of half his age should. Genovese abets the freak-out burn by taking his sole turn on a wood flute with a sax-like bell that produces a Dolphy-esque wail while covering the range of his former arsenal, from bass clarinet to flute.

Genovese spends more time inside the piano than out of it for the exhilarating fun of the “March of the Musical Robots” and pulls on the heartstrings while simultaneously adding sonic guideposts to the journey of “Signs of Transcendence.”

The title tune is a teetering house of cards, embellished randomly, then prodded to the tipping point before being allowed to recover. Purtill’s patience and Hunt’s elasticity resuscitate each measure, while Genovese sounds all too willing to release them into the wild. It’s precisely here, and many other revelatory points during the course of Unlocked, where rewards are revealed as this trio collectively finds, then joyously throws away, the key.

Track Listing: Unlocked; Do You Want Some Mints?; Keep It Loose; Dance; Mega Tsunami; March of the Musical Robots; Signs of Transcendence; Animal Religions; We Are Always at the Beginning; Hunting.

Personnel: Leo Genovese: piano, sonics, wood flute; Justin Purtill: bass; Joe Hunt: drums.

 

 

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Paula Shocron presenta en vivo su tercer disco, “Urbes” (La Capital)

Por José L. Cavazza

 

“Es casi inusual que recién en mi tercer disco salga a tocar con un formato de trío, que es la forma más convencional y básica en el jazz”, dijo la pianista rosarina Paula Shocron sobre su nuevo álbum, “Urbes”, que presentará hoy a las 21.30 en el teatro La Comedia, en el marco del Festival de Jazz.


   En este CD de ocho tracks, Shocron abandonó a su “segundo papá” Thelonious Monk y compuso seis temas. Los dos restantes pertenecen a los pianistas Billy Strayhorn y George Shearing. “Lo más natural hubiera sido una formación de jazz trío en mi primer álbum, porque creo que lo inusual fue hacer un disco de sólo piano (“La voz que te lleva”) en mi debut discográfico”.

   “El disco se armó así porque veniamos tocando juntos desde hace un buen tiempo y casi siempre un álbum —dijo— es el resultante del trabajo en vivo. Así, también el proyecto con Marcelo Gutfraind derivó en mi segundo disco, «Percepciones»”. Además, esta es la primer formación en la que Shocrón es líder absoluta. “En el proyecto con Gutfgraind éramos dos líderes y en el disco de sólo piano estaba a cargo de mí misma”, bromeó. El liderazgo para Paula Shocron tiene que ver con la responsabilidad y la producción musical, sobre todo porque los temas en su gran mayoría son propios. “Después somos un trío y decidimos en algún punto los tres”, añadió.

   Para Shocron, “Urbes” es un disco con temas muy diferentes entre sí. “El tema «Urbes» me sugirió además el nombre del álbum y tiene que ver un poco con la diversidad de las grandes ciudades”, señaló.

   La pianista y gran esperanza del jazz argentino hace un par de años hizo las valijas y se fue a vivir a Buenos Aires. “Ganás y perdés cosas todo el tiempo. Es una forma de equilibrio, y espero que lo que pierda sirva para ganar algo después”, comentó y finalmente dijo: “Los tiempos en la música son más largos; estoy aquí en Buenos Aires poniendo toda la energía en tocar. Necesito de mucho más tiempo para evaluarme, preguntarme si estoy consolidada. No tengo 30 años y estoy en una edad sólo para tocar”.

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Recital dúo de pianos Gandini – Jodos (Noticias.cancionero.net )

 

El sábado 13 de octubre a las 18:00 hs. en la Sala “Astor Piazzolla” del Teatro Argentino de La Plata, dependiente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, actuará el notable dúo de pianos constituido por Gerardo Gandini y Ernesto Jodos.

Las entradas serán gratuitas y deberán ser retiradas de la Oficina de Informes del Teatro, el mismo día de la función, a partir de las 10:00 hs.

En el marco del Ciclo de Música del Siglo XX, Gerardo Gandini –compositor de formación clásica, último pianista de Astor Piazzolla y ganador del Grammy Latino 2004 por su disco de tangos- y Ernesto Jodos –uno de los músicos de jazz más sobresalientes del momento- ejecutarán a dos pianos “Sobre nada” (Gandini-Jodos), “Lunario sentimental” (Gandini), “Malena” (Demare-Mazi), “G.G.” (Jodos), “Caravan” (Ellington-Tizol), “La cumparsita” (Contursi-Rodríguez), “La nostalgia” (Gandini), “Visa-Loverman” (Charlie Parker) y “I love you Porgy” (Gershwin). Además, Gandini interpretará solo “La última curda” (Troilo-Castillo) y Jodos. hará lo mismo con “Ella también” (Spinetta).

En ocasión de la reciente presentación de su disco “De/generaciones”, hecho a dos pianos por Gerardo Gandini y Ernesto Jodos, la crítica especializada destacó que se trataba de un álbum fascinante, donde ambos instrumentistas lograban sobresalir en el arte de la improvisación y de la interacción para tocar desde standards de jazz y tangos hasta temas propios y contemporáneos.

Por otro lado, Gandini y Jodosacaban de ser invitados a participar del prestigioso Festival Internacional Jazz Plaza 2008, que se realizará en La Habana (Cuba), del 14 al 17 de febrero próximo.

El dúo presentó el CD en distintos teatros del país como ND Ateneo de Buenos Aires, Teatro Libertador de Córdoba, Centro Cultural Parque de España de Rosario, Teatro Municipal de Santa Fe, Complejo Cultural de Río Gallegos y Teatro Municipal de Río Cuarto.

El disco “De/generaciones” fue muy elogiado por los especialistas. Federico Monjeau, del diario Clarín, dijo que era de “una belleza extraña y persistente”. Pablo Gianera, en Perfil, lo definió como “apasionante de punta a punta”. Para Santiago Giordano, de La Voz del Interior, “lo notable de este trabajo es que cada uno mantiene su individualidad”. Según César Pradines, de La Nación, “En Loverman (uno de los temas incluido en el disco), el dúo alcanza momentos de un ensamble intenso”. Para Buenos Aires Herald, en tanto, estos “dos brillantes pianistas de dos generaciones diferentes han logrado un disco altamente recomendable”. Mientras que para el periodista Eliseo Cardona, del diario El Sentinel de Miami, “no es un simple disco: es un lujo, la auténtica fundación de un canon del jazz al sur”.

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“Primero fue todo de oído” (Rosario/12)

 

Por Edgardo Pérez Castillo

Para muchos desconocido, Mauro Ramos podría ser calificado como el secreto mejor guardado de la música creada en Las Rosas. Oriundo de esa localidad santafesina, el guitarrista sin embargo tuvo su paso importante por la escena rosarina (como integrante del dúo de guitarras Nocturnos y el Quinteto El Amague) y nacional, convirtiéndose en Revelación de Cosquín en el 2001 con otra dupla, la que conformaba con su hermano. Ya abocado a un camino solista, Ramos empezó a darle forma a tangos propios y ajenos, registrándolos en un disco que, luego, llegaría a las bateas a través del sello local BlueArt Records. Mañana a las 21, Tangos tendrá su presentación oficial en la Plaza Cívica (San Lorenzo 1949), en un recital que se desarrollará con entrada libre y gratuita.

Para Mauro Ramos la relación con la guitarra se inició por simple curiosidad, cuando a los 11 años jugaba con la criolla que su hermano utilizaba para estudiar. “Empecé tocando de oído, tocando cosas solo y sacando muchos temas. Después empecé a estudiar con un profesor del barrio”, recuerda el músico. Con el tiempo, el rito se extendería por numerosas horas diarias, lo que derivó en un nuevo paso: “Cuando ví que iba superando cosas que parecían difíciles empecé a estudiar en Rosario con Claudio Zemp, a viajar, y a tocar con mi hermano, con quien armamos un dúo con el que anduvimos bien, porque tocamos por la zona, viajamos por la provincia y salimos Revelación en Cosquín. Pero a mí siempre me gustó tocar todo tipo de música, y con el dúo estábamos tocando tangos instrumentales conocidos, los dúos típicos de guitarra”.

Ya radicado en Rosario, Ramos comenzó a interpretar composiciones propias junto a otras de Piazzolla con el dúo de guitarras Nocturnos, para conformar luego el Quinteto El Amague, llegando después a la determinación de formarse como solista: “Empecé a estudiar para arreglar y tocar solo, pero no con un estilo clásico, sino improvisando en los temas, con un concepto más de jazz pero tocando música de acá. Con el tango encontré la forma de expresarme con la melodía, la armonía, para poder tocar lo que me gustaba”.

Ese gusto terminó redondeándose no sólo en las tres composiciones propias que aporta a Tangos, sino además en las personales versiones sobre reconocidas obras de Bardi y Cadícamo (“Nunca tuvo novio”), Stamponi y Castillo (“El último café”), Troilo y Castillo (“La última curda”), Piazzolla (“Decarísimo”) o Cobián y Cadícamo (“La casita de mis viejos” y “Nostalgias”). Porque, alejándose de toda sobreexposición innecesaria, Ramos no abusa de su virtuosismo, combinándolo con interpretaciones tan expresivas como sentidas. “Uno no puede estar haciendo notas rápidas una atrás de la otra durante todo el disco –reconoce a Rosario/12–. Además en el tango tenés que tener un momento de reflexión, y me gustó mucho el juego de tener un pasaje virtuoso y dos o tres pasajes tranquilos, con acordes nuevos, sacados de otros estilos. No soy un músico de tango, sino que estoy cerca porque es un género que me gusta. Siempre me gustaron mucho Piazzolla, Troilo, Grela, Salgán”.

En esa misma línea, el músico reconoce que el suyo “no es un disco enfocado para la gente de tango, sino para aquel que gusta de la música en general, que va a encontrar más cosas de dónde agarrarse”. “Y no hice un disco para guitarristas, sino para la gente a la que le guste la música. Por eso al momento de hacer los arreglos no me importó si un acorde sonaba a flamenco, si me gustaba trataba de meterlo igual. Siempre trabajé con mucha libertad, tratando de no expresar lo mismo en todos los temas”, agrega.

Mientras tanto, la amplia influencia de Ramos encuentra una mayor presencia en el terceto de obras que llevan su firma, sobre las que apunta: “Son temas que compuse en distintos períodos de mi vida, no los hice especialmente para el disco. El primero que hice fue `Tanguito`, inspirado en guitarristas como Juanjo Domínguez, con un estilo bien tanguero. Después hay una zamba instrumental, `Llora el cielo` porque también me gusta mucho Atahualpa Yupanqui, y está muy inspirada en su música. Y el último tema, `Alma`, creo que tiene muchas influencias de Egberto Gismonti, de Chopin, que son autores que me gustan mucho. Escucho de todo, y en el disco traté de que eso se note”.

Y aunque existe la posibilidad de que el músico sea encasillado dentro del terreno del tango, sus intenciones son las de continuar abriendo caminos. “Estoy estudiando mucho jazz, y me gustaría lo que a todo músico, lograr un sonido propio –confiesa–. Por eso estoy muy contento de estar en BlueArt, que es un sello dedicado al jazz y el tango contemporáneo donde hay gente como Gerardo Gandini o Ernesto Jodos. No creo entonces que se encasille lo que hago. Algo que sí me pasó, por ejemplo, cuando salimos Revelación de Cosquín haciendo folclore y tango. En aquel momento decidí seguir otro camino. Hay que tener paciencia y hacer lo que a uno le gusta y siente, sino no podés perdurar, ni trascender”.

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El sonido compacto del jazz (Rosario/12)

Por Edgardo Pérez Castillo

 

Si bien para algunos oídos pueda sonar extraño eso de compartir el liderazgo, el cuarteto que encabezan Marcelo Gutfraind y Paula Shocron podría citarse como un buen ejemplo sobre las bondades del asunto. Aunque, claro, se trata en este caso de dos músicos con sólidas trayectorias individuales que, reunidos en un conjunto que hoy integran además Carto Brandán (batería) y Julián Montauti (contrabajo), encontraron una voz unificada para hacer de sus composiciones personales una obra homogénea a nivel grupal. Al menos eso es lo que se desprende de Percepciones, el disco que esta noche presentarán en un concierto gratuito que se desarrollará a las 21 en la Plaza Cívica, San Lorenzo 1949.

En diálogo con Rosario/12, el guitarrista bonaerense y la pianista rosarina se refirieron respecto a ese sonido compacto de un cuarteto que transita por el jazz pero que encuentra también fuertes puntos de contacto con el folclore argentino. “Con Paula venimos tocando desde el 2001, entonces básicamente la comunión que existe entre su música y la mía hace que nosotros seamos homogéneos todo el tiempo. O sea, yo entiendo los temas de Paula y ella entiende los míos. Es como si, en algún punto, los temas fueran de los dos. De hecho así es como lo trabajamos. Cuando Paula trae un tema o yo expongo algo mío, después lo trabajamos en conjunto, proponemos ideas y va quedando una cuestión homogénea. Por eso también nos sentimos cómodos tocando lo que estamos tocando”, apuntó Gutfraind.

Por su parte, Shocron distinguió: “Creo que la homogeneidad está más en la cuestión de los arreglos, porque los temas de por sí son bastante diferentes. Las composiciones en sí son distintas, tienen cada una su propia personalidad. Pero en cuanto a los arreglos, de hecho somos los mismos músicos que trabajamos tanto para las composiciones de Marcelo como para las mías y ahí es donde entra la cuestión homogeneizadora. Los arreglos están hechos para el cuarteto y además, más allá de que el compositor tire la primera idea, los arreglos se hacen entre todos, o sea que esa homogeneidad no sólo está dada por nosotros dos sino también por Carto y por Julián, que también aportan creatividad desde su lugar”.

Mientras tanto, al momento de prestar sus servicios a la labor de acompañantes, la dupla no tiene inconvenientes en salirse de los roles tradicionales, según destacó el guitarrista: “El hecho de que te pidan cosas que no hacés frecuentemente está bueno. Hay temas donde Paula prefiere que yo no acompañe, entonces tengo que buscar otro tipo de situaciones, funcionar más como un saxo. La guitarra tiene una parte armónica muy interesante, y como ella es muy activa tocando busca que la acompañe de otra manera, con sonoridades que son relativamente nuevas a la guitarra. Eso está buenísimo, porque tengo que tocar desde otro lugar y es divertido. Lo mismo ocurre con Paula”.

Centrando esta presentación en las obras registradas en Percepciones –placa editada por el sello BlueArt Records–, el Shocron-Gutfraind Cuarteto incluirá también algunas nuevas composiciones, que, según distinguió la pianista, se distancian de la sonoridad folclórica que marcan a muchas de las creaciones que llevan su firma en este disco (y entre las que brilla inclusive una notable interacción entre el jazz y las coplas norteñas). “Creo que eso es algo que aparece solo, pero a veces no aparece. No me siento en una especie de hilo conductor en relación al folclore, aunque sí a veces surgen cosas que tienen que ver con eso, pero yo no las busco. Así las composiciones nuevas por ahí tienen otro color, otra idea que no tiene tanto que ver con el folclore. Depende de la situación, no hay una pauta en cuanto a la composición. Si sale eso es porque está, es la música con la que me crié entonces va a ir apareciendo, pero no está forzada”, concluyó la compositora.

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La compactera (La Nación)

Por Adriana Franco

EN VIVO-VENDOME 
JUAN FALÚ

Chacarera ututa, Taficeña/La tristecita, El bien perdido, Pueblito mi pueblo, La vieja; Algarrobo, algarrobal; La cuartelera, Luz de giro, Nieblas del Riachuelo, Canción del jangadero, Tres bailecitos, Noches de Catamarca (Epsa).

El guitarrista Juan Falú puede hablar y hasta dar un ejemplo de cómo una grabación informal -la que un sonidista puede hacer desde la consola de un concierto- se transforma en el nuevo disco “oficial” de un músico. Porque este disco no es otra cosa que eso: la grabación de un concierto que dio en 2001 en un festival francés. Cuatro años después, durante otra gira, un amigo se lo hizo escuchar y el guitarrista tucumano dijo: “Este va a ser mi próximo disco”. Aquí está el resultado. Y la verdad es que suena lindo, con asperezas y desprolijidades incluidas. Ahí están todos sus gestos, su espontaneidad, su improvisación y el pulso vigoroso que le imprime a obras propias y ajenas. Un verdadero hallazgo de Falú que es justo que sea compartido con el público.

BEGIN TO HOPE 
REGINA SPEKTOR

Fidelity, Better, Samson, On the Radio, Field Below, Hotel Song, Après Moi, 20 Years of Snow, That Time, Edit, Lady, Summer in the City (Sire/Warner)

Algo sutil, extraño, delata en la voz y en el piano de Regina Spektor su particular origen. Nacida en Rusia, criada en el Bronx e invitada especial de los Strokes en su momento de mayor furor, la cantautora deja que se deslice todo ello en las canciones de este álbum, el cuarto de su carrera (pero el primero editado en el país). Su voz puede ir desde un registro alto a un estilo grave a lo Billie Holiday (a quien le dedica el tema “Lady”) mientras que en su piano se ven los rasgos de su formación clásica, pero también la influencia de su origen ruso y del pop a su manera. Sus canciones son historias cortas, urbanas e introspectivas, en las que juega con otros géneros y sorprende con golpes fuertes y precisos (en “That Time” recuerda: “Ese tiempo en que decidimos besarnos en cualquier lado salvo en la boca”, cuando “sólo leí Shakespeare” para terminar con “cuando tuviste una sobredosis”).

PERCEPCIONES 
SHOCRÓN-GUTFRAIND CUARTETO

Seven Down, Bronce, Vuelve viento, Lejanías, Señales de humo, La jungla, Caleidoscopio (Blue Art).

A partir de este primer trabajo, la mirada de la escena jazzística recayó sobre este cuarteto que había tocado bastante poco pero que, evidentemente, usó ese tiempo de una manera muy provechosa.

Aquí presentan siete composiciones originales, algunas de las cuales ya han sido estrenadas en otro discos (“Vuelve viento”, “Caleidoscopio” y “La jungla”), pero que han encontrado otros colores en manos de este combo que muestra una excelente integración conceptual como también una estimulante veta creativa tanto en sus improvisaciones como en los arreglos.

Como contagiados por la fuerza de la pianista rosarina Paula Shocrón, Marcelo Gutfraind suena más decidido en su papel de solista y la sección rítmica exhibe una solidez llamativa. “Percepciones” ya está entre los mejores discos de este año.

César Pradines

ESTABA CANTADO 
FACUNDO SARAVIA

Ni falta que hace, Nostalgias tucumanas, Que de inconvenientes para visitar la Pancha, Amor y distancia, y otros (DBN).

“Sencillito y de alpargatas” suena este disco, como dice aquella canción de Omar Moreno Palacios. Aunque Facundo Saravia se mete en un problema cuando le toca cantar “Que de inconvenientes para visitar la Pancha”, uno de los temas que eligió para este CD y que es, justamente, de Moreno Palacios. Es prácticamente una carrera de obstáculos que pocos, descontando al autor, pueden atravesar con buena pericia. Pero aún con esto el disco suena sencillito y sin pretensiones. Con estilos tradicionales del folklore. Con clásicos como “Nostalgias tucumanas” y muchos temas propios. Con melodías como la de “Ni falta que hace” que quedan sonando en el oído. Con instrumentaciones actuales, pero sobrias y una manera de recrear los temas que no es otra que la de ceñirse al propio estilo. Un auténtico material a la manera de Facundo Saravia. Es cierto: estaba cantado. .